Borges como pretexto

Borges nunca ha sido mi máximo; ni aún cuando después de la película "Il Postino" se puso de moda... ni aún cuando en uno de sus muy acostumbradas fugas neronales, nuestro celebérrimo ex presidente lo llamó José Luis Borgues... he leído poco de él, y sinceramente no me ha despertado las pasiones que sus asiduos defensores pregonan a los cuatro vientos. Sin embargo, hay un cuento que realmente me parece maravillso y que, desde mi muuuuuuy particular punto de vista, roza los límites de la genialidad, "El jardín de los senderon que se bifurcan"... la prosa me gustó, la esctructura es fascinante, pero el mensaje es sublime. El planteamiento de la vida como una serie infinita de toma de decisiones, términos de causalidad más que de casualidad, hicieron que me enamorara perdidamente del cuento... Tanto impacto causó que a raíz de si lectura, no puedo dejar de pensar en la infinidad de posibilidades que continuamente se abren y se cierran a cada paso, en cada esquina. Cada vez que decidimos o no saludar, platicar, ver, pasar, sonreir, amar... el universo se reacomoda para que el efecto que corresponde se alinié nuevamente en dirección a nuestro anterior movimiento... Cuantas decisiones tuve que tomar en mi vida para que hoy esté sentado, a las 10:42 de la noche del 30 de abril de 2007 escrbiendo esto?... No sé, tal vez sea el reciente periodo complicado pos el que atrevecé, y por el que continúo pero de mejor humor... pero te hace pensar en la magia de las relaciones... simplemente que dos personas hayan decidido encontrarse, cruzar miradas, y decidirse a reconocer la otredad... cuántas páginas, archivos y programas tuvieron que confluir para que en este momento estés leyendo estas líneas... no puedo dejar de pensar en metafísica (léase What the Bleep do we know)... y los universos paralelos producto de las decisiones no tomadas... Sí hoy estoy aquí escribiendo y tu estás aquí leyendo es gracias a que la infinitud de tus senderos y los míos se han cruzado en este punto... el encuentro del otro... la meta de Diógenes... o simplemente nuestra decisión por compartir con el sin rostro...